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Adoración Verdadera - Juan Diego Luna (LEAD)


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Juan 4:23 (RVR1960)

 Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren.

Es sumamente especial cuando encuentras a alguien que estás buscando, sobre todo si es la pareja para tu vida. ¡Por fin! Encuentras a la persona que cumple las características para empezar una vida juntos. Así como nosotros buscamos alguien con características específicas, Dios, nuestro padre, busca personas que califiquen para su adoración. ¿Ya nos encontró? ¿Cumplimos con las cualidades que Él busca? Definitivamente quiero ser de los “verdaderos” adoradores y para eso debo prestarle mucha atención a la parte en la palabra de Dios, donde describe la forma de adorar “en espíritu y verdad”. En esta publicación quiero hacer énfasis en la palabra verdad. Una adoración verdadera en el original es alétheia que significa “Objetivamente: Lo que es cierto en cualquier asunto bajo consideración”. Esto me asombra porque deja afuera cualquier tema subjetivo y muchas veces nuestra adoración es en espíritu y “como me esté sintiendo en este momento”. 1. Más allá de quien soy Recuerdo una vez que le dije a mi papá: «¿Papi puedes pedir tú por mí? Es que yo ahorita no me siento digno de pedirle a Dios». Muchas veces llevamos esa actitud a nuestra adoración porque hicimos algo que no estaba correcto y porque nos sentimos mal no levantamos las manos, no levantas la voz, no rendimos nuestra alma delante de Dios. Pero el simple hecho de no hacerlo porque cómo tú te sientes, es una adoración basada en ti no en quién es Dios, no en lo que Jesús ha hecho por ti. Recuerda que Jesús te justificó y te libró de una conciencia pecaminosa. Dios nunca cambia, entonces nuestra adoración tampoco debe de cambiar. 2. Más allá que mi petición Un día entro a la cocina y le digo a mi mamá «¡Que linda tienes la cocina hoy! ¡Amaneciste muy bella!» (todavía estaba en pijama y el pelo recién levantado). Inmediatamente ella me contesta, «¿Qué permiso quieres?». Existen momentos en que nuestra adoración sube de intensidad porque nuestra necesidad también sube de intensidad y no hay problema con esto, con lo que si hay un problema es con que tu adoración dependa solamente de tu necesidad. Hay veces que cuando la necesidad se termina la adoración también, en ese momento nuestra “verdad” (regresando al significado que vimos en el principio) para adorar no está bajo las características de un Dios todopoderoso, misericordioso, lleno de gracia, abundante en amor y presente en todo momento. Nuestra “verdad” se convierte nuestra necesidad. 3. Más allá de mis fuerzas Luego de un día cargado, me tocó asistir a un concierto de uno de los adoradores que más admiro. Yo estaba cansado, mis piernas no querían hacer nada, mis manos querían ponerse enfrente mío en posición de reposo y recostarme en la silla de enfrente y aparentar como si estuviera orando. Cuando uno investiga la palabra “adorar” en las Escrituras, la mayoría de definiciones tiene que ver con posturas corporales y sacrificio. En la adoración no se vale “Dios va a entender que estoy cansado”, tú debes sujetar a tu cuerpo, darle órdenes que adore a Dios, es decirle a tu carne que hay un Dios quién es Señor de tu alma y tus fuerzas. Ese día levanté las manos lo más alto que pude (con todo y dolor, el dolor no se fue) y tuve una de las experiencias más lindas en adoración. La presencia del Espíritu Santo estubo fuertísima y antes de que terminara el concierto la persona que lo estaba dirigiendo toma un momento para darme una profecía antes de concluir. Nuestro Padre merece una adoración enfocada en quién es Él. Deja a un lado cómo te sientes (Él se hará cargo de eso en su momento), vayamos más allá de nuestras fuerzas, de nuestras peticiones. Que sea una adoración objetiva, una adoración verdadera. Que en los cielos se diga; ¡Hemos encontrado adoradores en espíritu y verdad!   - Juan Diego Luna
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